Esta es una referencia que integra lo que expresan programas y visiones de las agrupaciones y partidos de la Alianza UNIDAD, para enriquecer el discurso de candidatos, portavoces y dirigentes. No es un documento oficial.
En el corazón de muchas democracias modernas late una tensión no resuelta entre las tradiciones del pasado y las necesidades del presente. Bolivia no escapa a esta lógica. En nuestro país, el servicio militar obligatorio continúa vigente como un rito de paso casi incuestionado, pese a que las nuevas generaciones lo perciben como una rémora del pasado más que como una herramienta útil para la formación ciudadana. Lo más sorprendente no es que exista esta obligación, sino que ningún documento programático de las fuerzas políticas de la Alianza UNIDAD haya tenido el valor de confrontarla abiertamente. Esta omisión es reveladora: lo que no se nombra, no se transforma.
Hoy en día, cientos de miles de jóvenes varones —especialmente los de clase media urbana— deben interrumpir su formación académica o su ingreso al mercado laboral para cumplir un servicio que, en muchos casos, ni los forma, ni los dignifica, ni les ofrece herramientas reales para su vida futura. Más grave aún: en un país donde el empleo estatal sigue siendo una fuente importante de estabilidad, se les exige presentar su libreta militar para acceder a puestos públicos, reproduciendo una forma velada de discriminación de género y clase que castiga únicamente a los varones.
No se trata aquí de menoscabar el rol constitucional de las Fuerzas Armadas, ni de ignorar las necesidades de defensa y soberanía. Se trata de reconocer que el mundo ha cambiado, y que Bolivia necesita también una transformación profunda de su concepto de ciudadanía activa. Hoy, las y los jóvenes podrían formarse en tareas de protección civil, cuidado del medioambiente, educación comunitaria, tecnología, cultura o servicio social. ¿Por qué seguir apostando a un sistema que desincentiva el talento, que genera desigualdades, y que ofrece tan poco a cambio?
En lugar de una libreta militar obligatoria, deberíamos pensar en una "libreta ciudadana", que acredite la participación activa y voluntaria de los jóvenes en tareas que realmente sirvan a su comunidad y a su desarrollo personal. Esta transformación, además de modernizar nuestras instituciones, sería una respuesta concreta al malestar de una juventud cada vez más crítica y exigente con el Estado.
Las próximas elecciones ofrecen una oportunidad única para plantear esta reforma. Bolivia no puede seguir ignorando el problema. Hacer explícita la propuesta de eliminar el servicio militar obligatorio o transformarlo radicalmente en un servicio cívico y ciudadano es una urgencia ética, política y generacional. Si queremos construir un país donde el mérito, la igualdad y la libertad no sean palabras vacías, debemos empezar por revisar y desmontar aquellas prácticas que los contradicen desde su base. La transformación del servicio militar obligatorio no es una opción técnica: es un acto de justicia generacional.