lunes, 16 de junio de 2025

BOLIVIA EN EL MUNDO

Esta es una referencia que integra lo que expresan programas y visiones de las agrupaciones y partidos de la Alianza UNIDAD, para enriquecer el discurso de candidatos, portavoces y dirigentes. No es un documento oficial.


RELACIONES INTERNACIONALES Y POLÍTICA EXTERIOR


CONTEXTO

Bolivia vive hoy una situación crítica en el plano internacional: su política exterior ha perdido rumbo estratégico, está atrapada en alineamientos ideológicos anacrónicos y se ha convertido en un instrumento de propaganda interna, antes que en un eje de desarrollo y posicionamiento global. La diplomacia boliviana ha dejado de servir al interés nacional y ha sido utilizada como plataforma de cooptación política, debilitando su credibilidad, reduciendo su capacidad de interlocución y aislando al país de espacios clave de decisión internacional.

Simultáneamente, se ha consolidado una subordinación sobreideologizada del relacionamiento exterior, que rompe con los principios de cooperación multilateral, desprecia el valor de la institucionalidad diplomática y deteriora las relaciones con países vecinos, afectando directamente el comercio, la seguridad fronteriza, la infraestructura compartida y los mecanismos de integración regional. El desmantelamiento de la carrera diplomática, la opacidad en los tratados firmados con potencias extrarregionales como China o Rusia, y la subordinación de la política exterior a agendas partidarias internas han contribuido a profundizar este deterioro. Hoy, Bolivia está ausente de los grandes foros multilaterales donde se decide el futuro del planeta, del clima, de la energía y del comercio.

El fracaso de la política marítima y la llamada “diplomacia de los pueblos” evidencia la necesidad de transformar radicalmente nuestra estrategia exterior. La demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia concluyó en octubre de 2018 con un veredicto que estableció que Chile no tenía obligación de negociar una salida soberana al océano Pacífico. Esta resolución no solo desbarató las expectativas generadas a nivel nacional, sino que también expuso las limitaciones de una política exterior basada en la simbología identitaria y la movilización popular, más que en la construcción de acuerdos diplomáticos efectivos. La “diplomacia de los pueblos”, fue ampliamente cuestionada por su improvisación estratégica y su débil incidencia más allá del discurso, careciendo de representatividad e impacto real en la arena internacional . Este doble fracaso –la derrota jurídica y la ineficacia de la diplomacia popular– profundiza la urgencia de una política exterior profesional, pragmática y orientada al interés nacional.

En este contexto, el país enfrenta además una situación crítica en su balanza comercial, una caída sistemática en las reservas de hidrocarburos, y un potencial inexplorado en recursos estratégicos como el litio, cuya explotación requiere una diplomacia científica y comercial de alto nivel. La inestabilidad política interna, la politización del servicio exterior y la falta de una visión coherente han impedido que la política internacional sea una herramienta al servicio del desarrollo nacional. Bolivia debe reconstruir su reputación internacional, articular una diplomacia económica moderna y retomar el protagonismo como puente entre regiones, integrándose plenamente en los procesos globales del siglo XXI.


PROPUESTA

Para revertir esta situación y colocar a Bolivia en la senda de una política exterior moderna, coherente y útil al desarrollo, se proponen siete ejes estratégicos:

Reconciliación con el mundo y reposicionamiento estratégico: Bolivia debe abandonar los alineamientos ideológicos automáticos para adoptar una política exterior pragmática y centrada en el interés nacional. Se promoverá una diplomacia abierta al diálogo con todos los países y bloques, guiada por los principios de democracia, derechos humanos y cooperación internacional efectiva. Se dará prioridad a la normalización de relaciones con nuestros vecinos, Estados Unidos, China y la Unión Europea, sin romper vínculos con Asia o el Sur Global, pero asegurando que todas las alianzas respondan a objetivos estratégicos.

La política exterior será pluralista y respetuosa de la diversidad ideológica internacional, pero con un compromiso claro con la democracia, los derechos humanos y la soberanía nacional. Se dejará atrás la lógica de alianzas clientelares y se impulsará una “Doctrina de Interés Nacional Boliviano” como base para las decisiones internacionales, construida con participación académica, técnica y de la sociedad civil.

Diplomacia económica para una revolución exportadora: La acción exterior será rediseñada como un instrumento estratégico para duplicar las exportaciones no tradicionales en cinco años, impulsar productos con valor agregado, atraer inversión extranjera ética y responsable, y abrir nuevos mercados en Asia, África, Medio Oriente y el hemisferio occidental. Para ello, se creará una agencia público-privada de promoción comercial e inversión con presencia internacional, articulada con una renovada “Marca País”. Se fortalecerá la capacidad técnica del cuerpo diplomático en promoción comercial, mediante agregadurías económicas en mercados clave y la reapertura de oficinas de promoción cerradas en gestiones anteriores.

Se conformará una Red de Promoción Económica Internacional que integre embajadas, cámaras de comercio, asociaciones de exportadores y universidades, para identificar oportunidades de negocios, atraer inversiones y proyectar la “Marca Bolivia”. Además, se impulsará una agenda de tratados comerciales estratégicos, priorizando acuerdos con Brasil, la Alianza del Pacífico, el MERCOSUR y socios clave en Asia, a través de mecanismos bilaterales y multilaterales modernos y transparentes.

Integración regional con sentido estratégico: Bolivia impulsará una renovada agenda de integración con sus países vecinos, priorizando relaciones proactivas con Brasil, Chile, Perú, Argentina y Paraguay. Se establecerán Comisiones Binacionales de Alto Nivel con agendas en energía, comercio, litio, seguridad y medio ambiente. Con Brasil se conformará una alianza estratégica en infraestructura y energía; con Perú y Argentina se desarrollarán corredores interoceánicos, hidrovías, ferrocarriles y agendas energéticas complementarias; y con Chile se buscará un Tratado de Libre Comercio vinculado a la agenda marítima, restableciendo la relación diplomática sobre nuevas bases de respeto mutuo y pragmatismo, resolviendo temas fronterizos y de infraestructura portuaria.

Se recuperará el liderazgo boliviano en la Comunidad Andina (CAN) y se fomentará la creación de un Eje Andino Amazónico Atlántico que articule la integración logística, energética y digital. Además, Bolivia promoverá un Eje Sudamericano de Energías Limpias, consolidando su papel regional en iniciativas de desarrollo sostenible y cooperación estratégica.

Gestión internacional del litio, hidrocarburos y minería: Bolivia desarrollará una política exterior científica y comercial centrada en los recursos estratégicos, especialmente el litio, para insertarse en las cadenas de valor global y atraer inversiones responsables. Se promoverá una Agenda Internacional del Litio junto a Chile y Argentina, basada en estándares ambientales y beneficios compartidos, así como la participación activa en foros sobre transición energética, seguridad de recursos y transferencia tecnológica. Se propondrá una “Cumbre Mundial de Países con Litio” y se buscará el posicionamiento en espacios multilaterales clave, como el proyecto ITER. Esta Diplomacia de Recursos Críticos también abarcará el agua, la biodiversidad y los minerales raros, con énfasis en la soberanía, regalías justas y sostenibilidad ambiental.

Paralelamente, se fortalecerá la lucha transnacional contra el narcotráfico, el contrabando, la trata de personas, el tráfico de armas y los delitos ambientales, mediante pactos binacionales y multilaterales con países vecinos y agencias internacionales como la DEA, Europol, Interpol y la UNODC. Se desplegará tecnología satelital y drones en las fronteras, y se establecerá un Sistema de Seguridad Fronteriza Integral con cooperación internacional prioritaria, garantizando el respeto a la soberanía y compromisos de transparencia y resultados.

Profesionalización del servicio exterior y gestión institucionalSe restablecerá la carrera diplomática sobre la base del mérito, la formación académica y la competencia técnica, garantizando que el ingreso y ascenso en el Servicio Exterior se realicen mediante criterios objetivos. Los embajadores serán seleccionados por ternas meritocráticas evaluadas por una comisión independiente, y el Ministerio de Relaciones Exteriores será reestructurado como una entidad técnica y estratégica, con sistemas de evaluación de desempeño, auditorías a gestiones pasadas y articulación permanente con centros académicos, cámaras empresariales y gobiernos subnacionales.

Se aprobará una Nueva Ley del Servicio Exterior que asegure transparencia, estabilidad institucional y evaluación periódica. Además, se creará el Instituto Plurinacional de Diplomacia Democrática, orientado a formar profesionales en comercio exterior, cambio climático, derecho internacional y cooperación multilateral. Las embajadas dejarán de ser espacios de repartija partidaria: los representantes diplomáticos deberán suscribir un código de ética y asumir mecanismos de rendición de cuentas ciudadana.


Multilateralismo eficaz y acceso a cooperación internacional: Bolivia trabajará para recuperar su credibilidad ante organismos multilaterales, con el fin de acceder a financiamiento internacional mediante acuerdos transparentes con el FMI, el Banco Mundial y el FLAR, y aprovechar fondos de cooperación climática y verde. Se priorizarán las finanzas verdes, impulsando proyectos de adaptación, transición energética y desarrollo sostenible, especialmente en regiones como la Amazonía, la Chiquitanía y el Altiplano Sur. En ese marco, se propondrá que Bolivia sea sede de una “Cumbre Sudamericana de Desarrollo Sustentable y Energía Limpia”, posicionando al país como articulador regional de una nueva agenda ambiental y productiva.

Asimismo, Bolivia buscará reintegrarse activamente al sistema internacional, participando en grupos de trabajo técnicos de organismos como la OCDE, la OMC, el BID, la CAF y agencias de la ONU, con propuestas innovadoras y con base técnica. Se aspira a que Bolivia ejerza liderazgo regional en plataformas sobre energías limpias, sostenibilidad y tecnología, promoviendo un multilateralismo ético, efectivo y orientado al desarrollo sostenible.

ACCIÓN (Primeros 100 días de gobierno)

Actividad clave: “Plan de Reconstrucción de la Política Exterior Boliviana”

Reforma Institucional y Profesionalización del Servicio Exterior: Se iniciará con la creación de una Comisión de Transición Diplomática para auditar el estado del servicio exterior y diseñar su reingeniería. Se derogarán los decretos que permitieron la politización del cuerpo diplomático, reemplazándolos con un reglamento de transición basado en la meritocracia. Además, se conformará un Consejo Estratégico de Política Exterior y se publicará una auditoría técnica integral, que sentará las bases para una nueva Ley de Carrera Diplomática.

Reconstrucción de Relaciones Bilaterales y Multilaterales Estratégicas: Se relanzarán las relaciones diplomáticas con Brasil, Estados Unidos, Chile y la Unión Europea mediante misiones diplomáticas encabezadas por el nuevo Canciller. Paralelamente, se convocará una Mesa de Cooperación Internacional Multilateral (FMI, BID, CAF, ONU, etc.) para negociar financiamiento responsable y asistencia técnica, priorizando estabilidad macroeconómica y desarrollo sostenible.

Diplomacia Económica y Promoción Internacional del Desarrollo: Se implementará una nueva estrategia de diplomacia económica con la creación del Gabinete Diplomático de Promoción Económica y Exportaciones, en coordinación con el sector privado. Asimismo, se lanzará la Red de Promoción Económica Internacional, estableciendo oficinas binacionales en Embajadas estratégicas (São Paulo, Santiago, Washington, Bruselas), y se organizará una cumbre climática y de cooperación en La Paz para atraer inversión en infraestructura resiliente, transición energética y digitalización rural.

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